Saturday, December 3, 2011

Ella cocina...


Ella cocina y yo la observo o hago que o simplemente escribo mientras algo en algún punto del Universo se cuece.

Escribir es detenerse ante cosas sagradas, pienso.
Entonces, me detengo.

Ella revuelve con una larga cuchara de madera el líquido que no veo,
dentro de una enorme cacerola.
Su desnudez me observa.

Aromas.
Escribo en la hoja en blanco.
Vuelvo a observarla . Y no se muy bien como continuar.
Sus caderas tienen el vaivén de la cuchara.
Me escruta de reojo.
Sonríe.

- El gusto es el gran socio de la memoria - me dice - vení y proba.

Me acerco.
Mi lengua roza la cuchara . El sabor me hace cerrar los ojos.

Recuerdo a la Magdalena de Proust.
Algo me fascina en el tacto del sabor.

- La Bouillabaise viene de la recolección de restos variados descartados en el puerto de pescadores de Marsella - me dice.

- ¿ Estuviste en Marsella? - pregunto

- ¿ Qué sentiste ?

- Sabor a Marsella

- Entonces, sabes que estuve allí.

- ¿ que es exactamente lo que se guisa en la olla?

- Que importa. Son estímulos para los sentidos.

- Tu concepción de recetas para los estímulos huele a conjuros.

- Tus letras hacen lo mismo. Y yo no pregunto.

- Las palabras no son conjuros . Y esa olla huele a Queimada.

- Tus palabras son elixires para mí y para todo aquel que tenga esencia de comprender finalmente todo lo que no nos es dado a comprender. Y eso es también una Queimada.

- Es demasiado filosófico el pensamiento como para vertirlo mientras se revuelve una olla.

- No existe filosofía que pueda explicar el significado ancestral que existe en una mujer cuando aromatiza comida para un hombre.

- ¿ estas bien ? me estas preocupando.

- Lo que te preocupa es no poder describir el aroma que irradia esta olla sobre tu papel en blanco.

- Es demasiado intenso el aroma...

- Entonces, cierra los ojos y solo huele y dime que ves .

- Veo lejos.
Un aguacero en tembloroso vuelo sobre un empedrado.
La calle es angosta.
Hace frío .
El miraba profundo a través del ventanal.
Espera a alguien.
Bajo la llovizna se expande un aroma.
Es el mismo aroma.
Una mujer corre bajo el aguacero.
Aroma de Café.
De un Café raro.
Ella entró como dos relámpagos azules y por un instante El deambulo sumergido en sus ojos.
Su maleta pequeña alcanzaba su Mundo.
El secó su lágrimas mezcladas en lluvia.
Se abrazaron .
Y Ella se tocó su vientre.
El sonrió
y acompaño su mano.
y
El aroma invadió la sala una vez más.

Afuera la lluvia esperaba
para que todo germinará y naciera...

Entonces,

- Ya apodes abrir los ojos.
Podes volver a tocar mi vientre ,como aquella tarde de lluvia , bajo el mismo Cielo , bajo el mismo aroma...tal vez nosotros somos los mismos o tal vez no... que importa...
Ahora, vamos a cenar
mientras París continúa caminando con pasos de niño y
mi cuchara revuelve el conjuro que se mezcla con tus letras.

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