Tuesday, November 29, 2011

La hoguera...


La hoguera del eterno cielo mariano
Ríe ahogado entre sus penas
con la oscuridad de la noche se esconde
Y con la luz del día, despierta

Salen triunfantes las moscas de sal
Envueltas en la malicia matinal
Llevan en sus patas el recuerdo
Quemado por una cruel indolencia

Mueren los acontecimientos del aire
Que por inercia de la modorra
Caen con un newton de fuerza en la pradera

Lloran los versos del poeta peruano
En algún estante de Crisol olvidado
Sufren una rima eterna en su segundo

(de Diana Diaz Loarte)

Buenos Aires...(3)


Buenos Aires... ¿Sos?
¿Sos la que sostuvo unos piecitos
de apenas tres años
correteando entre pollos al spiedo
y bohemia?
¿La de la calesita y la sortija,
coloridos fileteados en el Lezama,
la de veranos abrasadores
y siestas sobre el piso fresco
allá por Barrancas?
Ya no soy aquella, lo sé
todo me sabe a sueño lejano
Pero hay algo... algo que perdura
ese no sé qué, que palpita
y revive cada vez que piso tu puerto
Ese no se qué, impalpable y dulce
que tú tienes disfrazado de recuerdo

‎(de Sabrina Bonilla)

Buenos Aires...(2)


Buenos Aires tiene la humedad de los esquinas con besos, la inconsciencia de las palabras de amor y de los tragos en los bodegones. Buenos Aires tiene tantas calles como lunas. Tantos favores como desencuentros y un río que se lleva en las madrugadas, el silencio de las almas que se buscan sin consuelo
‎(de Claudia Oszlak)

Buenos Aires...


Buenos Aires ya no es.
O quizás soy yo quien ya no es.
Ella ya no es el espacio imaginario
del perfume a lluvia y a gris.
Ya no es el laberinto inconcluso
que entrelazaba destiempos,
la modernidad y lo atávico.
No es la vereda del beso improbable
ni la galería silenciosa de sombras
indagando consuelos.
Yo ya no soy la juventud eterna
que inventaba sentidos en libros ajenos
y en los escotes frescos.

(De Tomás del Oeste)

Un hombre moribundo...


Un hombre moribundo se aferra a la biblia en blanco. Busca su génesis, pero no lo encuentra. Condenado a milenios de soledad por no saber leer el silencio, llora impotente conociendo su destino. No hay salmo para su pena, no hay paz que alivie su condena. Ya no quedan secuaces que vigilen su afiebrado sueño, ya no hay turba ignorante postrada a sus pies. Los monstruos que forjó con su mente son ahora huéspedes permanentes de sus paredes. Y aúllan, lo llaman. Y se estiran gomosos, alquitranados, intentando tocarlo. El horror, el horror... un ácido que carcome hueso y seso, el horror, la moneda que cubre sus ojos.
El hombre moribundo perdió su mundo por no saber pedir perdón.
Sabrina Bonilla

Saturday, November 26, 2011

Qué puedo escribir...


Qué puedo escribir
si tengo los ojos de la memoria descansando en un rincón,
y el alma no necesita permiso para rasgar las paredes
Nada tengo que pedir
la luna se agranda y acuna mi niña
Me puedo descubrir
el vicio de ser yo se mantiene impávido
y mi silueta se derrama

Días...


Dìa de inquietante calma,
sonidos imperceptibles
gestaciòn de palabras,
sentimientos en ficciòn
realidades en las palmas,
me acompaña cada gota
de lluvia
(o)
quizas sean làgrimas.

‎(de Nani Ortíz Abello)

Mis viajes...


Mis viajes,

tus corridas,

mis huidas en las esperanzas.

Tu necesidad imperiosa de hallarme.

Nuestro tropiezo,

tras cada recorrido hecho,

tras cada ausencia.

(de Vivian Costa Giannetti)

La poesía todavía


‎(de Marcelo Firpo)

La poesía todavía existe
el río pasa y se siente río
las palabras nunca serán las mismas
el amanecer ya tenía manchas.

Hoy


(de Claudio Pérsico)

El Ansía

Sediento.
Hoy estoy sediento.

Sediento,
de profundas sollozos
más
sediento,
de sarcásticas carcajadas.

Sediento,
de profundidad.
de
profunda profundidad
de
esa que no se sale.

Sediento,
de bares y desmanes
de ocasos y de
tu ómbligo,

Sediento.

Sediento,
de locura,
de fuego
y
de claudicar.

Sediento,
de los sueños,
de sangre
y
de los patíbulos del alma.

Hoy estoy sediento.

Terriblemente

Sediento.

Entonces ,
LLegó el instante

El que tanto ansiabas.

Hoy

aparecerá sobre tus sienes
el delicado
monstruo,

el que te seduce ,
el que te consume,
el que te hormiguea
el que acaricia la muerte
el que juega a destiempo
el que no juzga
el que escribe la Poesía de la fuerza
el de la desnudez
el de las fauces
el de las trampas
y
de los ocasos

Hoy
voy a infiltrar
la eternidad
sobre
una masa de carne sana

Hoy
sediento voy por tí,

simplemente,
voy por tí.

Crecí como la marea...


Crecí como la marea hasta encontrarme en la respiración agitada de tu lado izquierdo.
Un puñado de canciones deshabitadas viven en mi armario junto al intento de esconderme de tus ojos
Alcanza la luna, cómplice de huidas. Su luz, cobijo de mis secretos
No hay tantas manos como caricias vacilando en mi espalda

‎(de Claudia Oszlak)

Wednesday, November 23, 2011

Espejo


‎"Fue tan difícil encontrar el espejo. Como si las paredes, el techo, los muebles se lo hubiesen tragado. Era un espejo como cualquier otro, usted sabe. Los hay de vidrio, de madera, de yeso, de piel. Cada uno lo puede inventar como quiera, lo difícil es que funcione. Algunas personas lo llevan en el bolsillo del traje. Yo acostumbraba a llevarlo del lado de adentro, no me gustaba que lo vieran y menos que lo usaran en sus juegos de guerra, porque también dicen que tiene esos usos. Otros los llevan de aros, como reloj o simplemente de espejos para peinarse por las mañanas. Yo lo usaba de escondite, gustaba de traspasar sus fronteras y observar desde allí los movimientos de la gente. 
La cuestión es que ya me había acostumbrado a mi espejo, a sus formas y sus colores y encontrarlo así, roto, entre las sábanas, me hizo mal, es como volver a empezar de nuevo. Claro que siempre existe la posibilidad de comprar uno." 


Marcelo Firpo

Insomnio


Cuatro de la mañana. Inmóvil en la cama repasa mentalmente cada sonido de la casa que duerme. El reloj en la cocina y su tictac inexorable; la eterna gotera en el baño que nunca arreglará; los gatos sobre las tejas jugando al amor y a la guerra; la respiración de ella, leve, pausada...
Ella... Años de insomnio le enseñaron a detectar el momento exacto en que por fin se queda dormida: una inspiración profunda como inhalación de buzo buscador de perlas; un suspiro y el ligero temblor en sus dedos finos, tecleando palabras imaginarias en fugaz crispación. Años observándola en la penumbra como nunca lo hizo durante el día, proyectando el camino de su espalda, imaginando el mechón de pelo interrumpiendo su rostro cual azabache antifaz. Cuenta los minutos. Son las cinco. Bosteza, se acomoda pensando sin pensar. A veces quisiera sacudirla de su sueño, mirarla fijamente a los ojos y pedirle perdón. A veces solo desea, sin previo aviso, empujarla de la cama junto con sus valijas y empezar de cero (su humor retorcido lo hace sonreír imaginando la escena). El reloj, la gotera, las preguntas martillean una y otra vez... ¿Cómo fue que las noches se volvieron de hielo? ¿Cuánto hace que se transformaron en extraños? ¿Por qué continúan aferrándose a sus corazones heridos? Afuera, una gata llamada Flora maúlla desconsoladamente. Se tapa la cabeza, derrotado. Mañana será otro día.

Sabrina Bonilla

Escucha


-Escucha.
-¿Qué cosa?
-El ruido.
-¿Qué ruido?
-Se ha roto un beso.

Tomás del Oeste


Tuesday, November 22, 2011

Piedra Silente Hotel 1


No voy a fingir que este silencio es o vendría a ser todo lo que de alguna manera nos decimos.
No quiero querer. Sigo no queriendo querer y huyendo de lo que amo en el mundo porque promete mi mundo y promete demasiada ausencia. No quiero volver al lugar de la falta. No quiero aunque fuera lo único cierto (que no lo es) aunque fuera lo más sincero (ya no digo nada).
Me voy a deshacer. Su destino (que yo elegí) fue deshacerse y quebrarse a la mitad y secarse por dentro con una luz casi divina, una suave incandescencia terrena que promete sin querer, que ilumina y pone a rodar la vida por la vida, por rodar contra la muerte.
Yo le dije serás así. Y era una visión hermosa. Y es una mirada hermosa, de ojos negros enmudecedores en un cuerpo que amadrece cada vez más temprano. Ella deshace su poder en pequeñas decisiones que cambian el mundo y marcan diferencias, mientras su inocencia baila y el dolor agita las campanas de la experiencia, que dan un paso atrás para curar a los más débiles, los abandonados, los extrañados de sí y de la vida.
No voy a releer. No voy a corregir. Porque es así aunque te quedes callado. Porque no leerás, porque aunque quieras y yo lo quiera no leerás.
Porque en el corazón hay un no muy grande, hay un saber enorme y una memoria que me tira y que me dice que nunca tendré casa y que me agotaré en estos caminos ajenos para llenar el cielo de dragones y perderme en la victoriosa vaguedad de los que no se guardan nada.

(en Piedra Silente Hotel, de Nikka Scalper)

diarios de emilio

http://diarioemilio.blogspot.com/2011/11/dia-ccxxxii.html

Inerte el alma...


Inerte el alma en dos secuencias
convertida a isla perdida en ausencia,
indiferente ante la amenaza del oleaje
conciente del ahogo que se acerca.
Temiendo la pèrdida del instinto
... aterida por el hielo que la rodea
no atina a retomar el viejo rito
de coser con hilos vìtreos la condena.

(repitiendo el bordado)

Nani Ortiz Abello

Sensaciones iluminadas de un despertar


Desperté confuso.
Dilatado.
Algo desmembrado.
Me suturé.
Como pude levante las hendijas de los párpados.
La lengua reconocio los labios.
Sal amarga.
Estire los diafragmas.
Sentí instestinos en el alma y el alma neuronada.
El Esqueleto deambulaba despacio.
Sentí sus sonidos en mis sienes.
Esparcidos.
Las arterias se conjugaron en caminos y la sangre
broto de ellas.
Me acerqué al espejo.
y
No me refleje.
Entonces,
me dí cuenta que estaba
Solo,
y
así reinaría hasta que mi Deseo
desee
lo contratrio.

Claudio Pérsico

Monday, November 21, 2011

Una de Nikka

una mujer de oscuro cuida mis andares levanta una ceja aguda ante los cruces del peligro pone frío cerrojo en los portales de la Muerte y camina sin perdernos entre los fantasmas que velan lo pequeño de lo cierto